La famosa, con sus coloridas calles. Especialmente el rojo flamígero, que recuerda a las guindillas.
Nos cautivó su cálido ambiente, sobre todo los miércoles por la mañana, con su famoso mercado. Los chiles se cocinan y se exhiben por todas partes. Su sabor picante y dulce a la vez es una auténtica experiencia reconfortante, que despierta cierta alegría en todos nosotros.
A sólo 5 km del camping, a pie o en bicicleta. Y no menos importante, pasando por el aeródromo. Una vista de las montañas a un lado y del mar al otro. Nos sentimos en pleno corazón del País Vasco. A las puertas de la costa sin su bullicio.
Todo el interior del País Vasco se funde con la montaña: descubra la riqueza de nuestra cultura paseando por los montes o recorriendo el río Nive en kayak. Pequeños pueblos, gastronomía vasca y tratamientos termales marcarán el ritmo de su estancia.